Desde hace décadas, el estudio estilístico y tipológico de los objetos y estructuras es una de las bases fundamentales usadas para el establecimiento de las cronologías arqueológicas, y por tanto un pilar esencial para construir el discurso histórico (en particular para la Protohistoria, dada la escasez o las limitaciones de otras fuentes). La cerámica, uno de los materiales más comunes en los yacimientos, es en particular un elemento clave en relación al desarrollo de tipologías y cronologías relativas, y en general como instrumento esencial para la interpretación histórica de contextos estratigráficos, enclaves o incluso áreas y redes más amplias. Su estudio es además un recurso muy valioso para aproximarnos a las bases económicas de las sociedades antiguas, dada su abundancia, perdurabilidad y la posibilidad de identificar a través de ellas procesos tecnológicos, funciones, contenidos, vínculos comerciales, etc.

Sin embargo, a pesar de este potencial enorme de los estudios cerámicos, la mayor parte de las aproximaciones al análisis de estas manufacturas o de los procesos de producción de cerámicas en la Protohistoria (I milenio a.C.) se han centrado hasta el momento en el desarrollo de propuestas tipológicas de los objetos o la definición de estilos decorativos, con el fin de establecer secuencias de referencia que permitiesen afinar la datación e interpretación funcional de los contextos y yacimientos del periodo. Para ello se ha hecho uso de la comparativa etnoarqueológica, y en fechas recientes también se ha comenzado a generalizar el desarrollo de análisis arqueométricos (químicos, petrográficos, etc.) para la identificación y determinación de procedencias, contenidos, etc. Una situación similar se advierte en relación al análisis de los hornos, vertederos, áreas de taller y otras estructuras de los centros de producción, las cuales han recibido escasa atención o en el mejor de los casos han sido también objeto generalmente de clasificaciones tipológicas que no han profundizado demasiado en aspectos como las tradiciones artesanales, las características tecnológicas, las “cadenas operativas”, la captación y gestión de recursos, la productividad, etc. El estudio de los mecanismos de comercialización también ha sido abordado sistemáticamente desde perspectivas metodológicas muy teóricas o a partir de catálogos de distribución de piezas y naufragios, con un peso frecuentemente muy destacado de las descripciones literarias, lo que se ve agravado por la disponibilidad de un corpus de datos muy limitado relativo a la arquitectura naval, las estructuras portuarias, los fondeaderos y los pecios (y en particular aquellos cuyos cargamentos hayan sido publicados con la deseable profundidad).

Ante este estado de la cuestión, el proyecto propone un enfoque experimental que permita intentar resolver algunas de las dudas esenciales que la carestía de datos actual ha provocado en relación a los procesos de producción cerámica y de comercialización de productos envasados en ánforas en el marco del suroeste de la Península Ibérica en el I milenio a.C. Se trata de aspectos esenciales para obtener una lectura mucho más “real” de los tiempos y las escalas de la economía protohistórica de la región meridional de la Península Ibérica, poniendo el foco en particular en la denominada II Edad del Hierro.

A partir de ensayos experimentales materiales (fabricación de hornos, herramientas y cerámicas a escala real, usando arcillas y recetas originales identificadas a través de hallazgos y análisis arqueométricos) y también del desarrollo de estudios virtuales (aplicando software especializado y desarrollando modelos digitales), el propósito del proyecto es obtener datos inéditos sobre los alfares y ánforas protohistóricos del sur peninsular, pero a la vez generar un modelo metodológico y depurar herramientas cuya aplicación en el futuro sea de amplio espectro, no sólo constreñida al caso abordado en este proyecto. El eje de la investigación se sitúa en los ampliamente excavados talleres cerámicos púnicos y tardopúnicos de la Bahía de Cádiz, pero también se han considerado otros enclaves íntimamente relacionados con la producción anfórica a escala regional, conectando esta iniciativa con otras actualmente en curso como las excavaciones sistemáticas impulsadas por el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla en el Cerro Macareno (La Rinconada, Sevilla), uno de los principales centros alfareros del Bajo Guadalquivir en época prerromana.