Sin embargo, aunque no cabe duda de la importancia de este brazo marino en relación a la caracterización de las actividades de fondeo, carena y gestión portuaria desarrolladas por la ciudad de Gadir/Gades, el impacto académico y mediático que ha supuesto ha ensombrecido otras problemáticas no menos importantes y sobre todo ha reducido incomprensiblemente el debate a una zona muy localizada y pequeña de la geografía de la bahía. La localización de un “puerto” en este canal no se corresponde con un modelo de poblamiento que tanto en época fenicio-púnica como romana se extendió por prácticamente toda el área insular y que tuvo en las cabeceras de los ríos que desembocan en la bahía (Iro y Guadalete) importantes nodos que conectaban económicamente la costa y el interior gaditano. Como sugirió C. Pemán ya en los años cincuenta del siglo XX, la bahía marismeña de época antigua debió estar trufada de embarcaderos secundarios y puntos de fondeo apenas antropizados que darían servicio a alfares, villas y otros asentamientos a través de una red de paleocanales que se insertaban entre las salinas (existiendo varios ejemplos de modificación de estos espacios fangosos mediante la construcción de caminos y diques con ánforas). Las cabeceras de los ríos debieron tener un amplio protagonismo como focos portuarios, aún incluso en etapas en las cuales estuvieron desprovistos de infraestructuras construidas de envergadura, siendo puertas clave a la navegación fluvial de las dos arterias que penetraban hacia las campiñas (destacando en especial el papel del Portus Gaditanus de época tardorrepublicana e imperial). Otro tanto cabe sospechar de los extremos del paleocaño de Sancti Petri, cuyo trazado aún era una zona portuaria y de actividades de fondeo y carena clave para la bahía en la Edad Moderna. Los grandes arenales de la zona insular, utilizados por las cercanas chancas para calar almadrabas y desarrollar sus actividades mercantiles, debieron también servir para el trasiego y mantenimiento de embarcaciones, sobre todo de aquellas menores vinculadas a la pesca. También al norte de las islas, la existencia de zonas resguardadas por islotes y bajos hoy inexistentes pone de relieve que el canal fue únicamente un ingrediente más de un escenario marítimo muy complejo y heterogéneo, distorsionado por la ausencia de datos directos en muchos casos y en otros por la evolución paleogeográfica de muchos de estos puntos.
En esta comunicación proponían una visión integrada de la actividad portuaria y de fondeo desarrollada en la bahía gaditana en época antigua, poniendo especial énfasis en los hallazgos recientes registrados en los bajos situados al noroeste de Cádiz y en datos inéditos correspondientes al tramo del paleocanal situado en la actual zona de La Caleta, incidiendo en el papel complementario que jugaron estos puntos respecto a otras franjas de contacto mar-tierra existentes en la mitad norte del paleoarchipiélago donde se asentó Gadir/Gades.

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